Terapia de Grupo Bloguera

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Estoy en mi Mendoza querida, en Villavicencio

CIUDAD DE MENDOZA

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Desde aquí, el Oeste de Argentina

domingo, 19 de diciembre de 2010

Para que LUCAS CARRASCO sepa quien fue Paco Urondo y no se burle por ignorancia o apresuramiento.



Párrafo del Posthttp://lucascarrasco.blogspot.com/2010/12/el-giro-de-macri.html









































































"Qué lindo sería que alguien del Frente Para la Victoria Ocampo notara que, mientras 6 mil porteños se organizaban para tomar un parque, ninguno de sus máximos dirigentes políticos supo que esto estaba sucediendo.
Capaz que estaban leyendo a Paco Urondo con Carla Comte, pero no vendría mal, de vez en cuando, conversar con los militantes del territorio.
" Contenido y comentarios

DESAGRAVIO A PACO URONDO
Poeta, periodista y militante, murió en junio de 1976
a manos de la represión en Mendoza.


DESAGRAVIO A LA MEMORIA DE UN POETA Y PERIODISTA

Preferiste quedarte, despojarte, igualarte a los que tenían menos, a los que no tenían nada. Lo que era tuyo era fruto de tu esfuerzo, pero igual lo consideraste un privilegio y lo fuiste regalando con una sonrisa”. Con estas palabras Rodolfo Walsh recordaba al querido poeta, periodista y militante Francisco “Paco” Urondo, muerto por el terrorismo de Estado el 17 de junio de 1976, en Mendoza.

Pasaron 34 años desde aquel día, de la emboscada montada por los policías del Departamento de Informaciones –la temible D2–, de la persecución y la balacera por la calles de Guaymallén, de la muerte de Paco, de la desaparición de su mujer Alicia Raboy y el secuestro de su hija de 11 meses, Ángela, luego recuperada por su familia.

Fueron 34 años de espera, de luchar con una justicia tabicada por cómplices de la dictadura, pero el miércoles pasado al fin comenzó en Mendoza el juicio oral por el asesinato del escritor y varios otros casos. Hay diez represores imputados, entre ellos el ex general Luciano Benjamín Menéndez, acusados de haber participado en 32 casos de delitos de lesa humanidad, en su mayoría desapariciones.

“La figura de mi viejo está intacta. Pero sobre todo está intacta la ausencia. Lo más presente es la ausencia absurda”, explicó Javier Urondo, hijo de Paco y de su primera esposa, Graciela Murúa, con la que el poeta también tuvo una hija, Claudia Josefina, desaparecida el 3 de diciembre del ’76 junto a su marido, Mario Lorenzo Koncurat.

Javier es el querellante en la causa de Mendoza, con el patrocinio de los abogados Pablo Salinas y Alfredo Guevara (hijo). Acababa de volver a Buenos Aires de la primera jornada del juicio cuando recibió a Tiempo Argentino en Urondo Bar, el restaurante que tiene en el barrio de Caballito junto a su sobrino Sebastián Koncurat.



–¿Cómo fue ese primer día del juicio, después de tanto tiempo?

–La entrada a tribunales, la espera, el blíndex, los sistemas de cámaras, ver el escenario del debate: todo eso es medio raro. Era una sala muy chiquita, y estábamos divididos por nada con la mujer de quien entonces era el gobernador-interventor o el general de brigada de ese momento. Muy raro. Hubo muchas miradas. Es muy fuerte ver a estos tipos. Por momentos, parecía que estaban en un Casino de Oficiales, muy seguros de que todo siga como hasta ahora. Apuestan a eso y no hay ningún signo de arrepentimiento. Los que estuvieron directamente en la “parrilla”, ocupándose de violar y torturar, esos tipos tienen incluso miradas desafiantes. Les gustaba realmente el oficio, y lo volverían a hacer. Es muy difícil entender cómo funciona la cabeza de alguien para hacer esto, qué lo sostiene. Todo el tiempo trato de entender, pero no lo logro. Eugenio Zaffaroni habla de la construcción del enemigo. De cómo la doctrina de la seguridad interna siempre plantea la construcción de un enemigo al que atacar. Estos tipos son los que se hacen cargo. El Estado policial existe y es uno de los lugares menos tocados de las estructuras del Proceso.

–¿Cuál fue el proceso legal para llegar a este momento?

–Yo empecé todo esto apenas asumió Alfonsín. A mi viejo lo mataron en Guaymallén y lo llevaron a la morgue, Alicia quedó desaparecida y Ángela fue a la Casa Cuna. Mi tía Beatriz, quien ya murió, fue a buscar a Ángela, sabiendo que a Alicia no se la iban a dar. La tía se fue para allá, toda emperifollada, haciéndose la ricachona. Fue, y le entregaron el cadáver del viejo, como NN. Y viajó por Austral con un cadáver NN, salió del Aeroparque con un cadáver NN, lo llevó al cementerio de Merlo y lo dejó en la bóveda de la familia como NN. Una muestra del nivel de poder que tenían estos tipos, que si decidían que querían devolver un cadáver, lo podías llevar a pasear por donde quisieras.

–¿Por qué creés que les entregaron el cuerpo de tu padre?

–Creo que los mendocinos se querían sacar de encima el cadáver de mi viejo. Él ya había estado preso y las firmas a nivel internacional, pidiendo por su libertad, habían sido muy importantes. Creo que eso le dio mucho peso, porque fue rarísimo lo que pasó. A muy pocos les devolvieron el cuerpo de sus familiares. Después, ya en el ’83, para resolver el tema del NN, arrancamos por restituir la identidad de mi viejo. Era un proceso que había que hacer en Mendoza y como yo vivía en Buenos Aires, le di un poder a Alfredo Guevara padre.

–Después se toparon con jueces acusados de ser cómplices de la dictadura, como Luis Miret. ¿Cómo fue lidiar con esa justicia?

–Bueno, el “Gordo” Guevara, quien ya murió, era un obcecado que volvió loco a Miret. Le metía un escrito cada semana, y parte del prontuario de Miret

–Por su compromiso como intelectual y militante, tu padre es un referente para muchos. Pero, ¿cuál es tu recuerdo personal?

–Creo que mi viejo fue alguien que estuvo en la búsqueda siempre, con una gran necesidad de responder preguntas. Cuando me dicen “tu viejo fue un héroe” o me hablan de la valentía, les digo que los héroes no son algo que me interese. Yo intento humanizarlo. En la historia de los grupos armados había de todo, había terribles intelectuales, a los que no les gustaban los tiros, y también había chicos “fierreritos”, con formación católica militar, que después tuvieron un proceso de formación, pero que de arranque tenían esa cosa del “valiente calzado”. Mi viejo no viene de esa veta.

–Quienes lo conocieron tienen la imagen de alguien entrañable.

–Era un tipo que todo el tiempo se cuestionaba lo que hacía; lleno de debilidades que lo volvían muy humano y creo también más poderoso, porque sabía convivir con ellas. Tenía cierta vergüenza de jactarse de las cosas, jactarse de ser un revolucionario. Creo que no decía ni que era poeta, y no por falsa humildad. Tenía grandes poetas a los que admiraba y le costaba decir “yo soy un poeta”. Como incursionaba en 2 millones de cosas, no se la creía. Para él, eran todos intentos. Por mi viejo, yo conocí a Cortázar y a Juan L. Ortiz, pero también lo conocía a Julio Lareu, que tiene una hija desaparecida y otra muerta en La Tablada, y para mí ese era su amigo. Todo el tiempo recibo a gente que lo quería mucho a mi viejo, pero los atorrantes con los que se iba a comer todos los martes ravioles al Rey del Agnolotti, en la calle Superí, eran Julio y Walter, un gordo grandote, de pelo blanco.

Por Carlos Romero
Para Tiempo Argentino

sábado, 11 de diciembre de 2010

En tres conferencias de prensa tuvo tres letras diferentes y contradictorias. ¡Ni la esquizofrenia en brote!!!!!

INTERESANTE REFLEXIÓN PARA LEER LUEGO DEL ATAQUE XENÓFOBO DEL JEFE DE GOBIERNO (LÉASE INTENDENTE DE BUENOS AIRES), CON PRETENSIONES (TIENE DERECHO DEMOCRÁTICO) PARA SER PRESIDENTE DE LA NACIÓN.

De paso les cuento que yo soy hija y nieta de españoles que vinieron a la Argentina bastante pobres.

  Angeles Martín (mendocina rodeada de inmigrantes andaluces, bolivianos, peruanos, chilenos, italianos, sirios y alguno que otro alemán o yanqui que se cansó del primer mundo)

link para leer:   http://tl.gd/7eitfj
 
"Recién compré espinaca a una verdulera boliviana que atiende en un súper chino. La inmigración descontrolada está copando todo, me dije. En caso de llegar una hambruna, por ejemplo, el acceso a los alimentos lo tendrán sólo ellos. Pero hay más. Mi mamá tiene dos locales en el Once alquilados a unos coreanos, que hacen punta en la industria textil. Comida, abrigo. Me empezaba a dar cuenta de que estamos realmente en el horno cuando advertí que la mayoría de los obreros que contrato son paraguayos. Qué les va a impedir, llegada una crisis profunda, ocupar la obra en la que están trabajando? También recordé que mi papá estuvo durante años al cuidado de una señora peruana, que hacía las veces de enfermera. Ante peligros extremos, supuse, nos podrían extorsionar tomando a los enfermos como rehenes. Mi novia y toda su parentela, además, son uruguayos. Una tía de mi novia está casada con un italiano de más de 90 años que en sus años mozos fue verdulero y con el tiempo logró comprarse el depto en el que vive ahora. Verdulero, sí, igual que la boliviana que me vendió la espinaca. Recién ahí comprendí: los extranjeros vienen, trabajan, progresan, se casan con uruguayas que tienen sobrinas muy bonitas. Tan mal no estamos. Quién te dice que el hijo o el nieto de alguno de estos indeseables de hoy no llegue un día a alcalde de Buenos Aires y ponga el grito en el cielo por la inmigración descontrolada."

viernes, 3 de diciembre de 2010

Pájaro Rojo: De terror: El infierno de la D-2 de Mendoza

Pájaro Rojo: De terror: El infierno de la D-2 de Mendoza

¡QUÉ NENE!!!!!!

En Mendoza comenzaron (con espantosas chicanas) los juicios a los más escurridizos y protegidos HDP por estos jueces más que tenebrosos.

  Para ampliar no dejen de leer Pájaro Rojo  "De terror: el infierno de la D-2 en Mendoza"

  Bento solicitó que Romano declare con custodia de Gendarmería

El pedido es por las amenazas que el camarista habría hecho contra él y el fiscal. El juez está imputado por 94 hechos
DANIEL CALIVARES daniel.calivares@elsoldiario.com.ar
fotografia
BENTO. El Juez está otra vez al frente de la causa.
    Nuevamente ante el mismo juez y ante el mismo fiscal. Otra vez a dar explicaciones de los delitos que se le imputan. A partir de las 9, el camarista Otilio Roque Romano continuará la indagatoria por los 94 hechos que se le imputan y que pueden provocar que termine su carrera en prisión. Para esta oportunidad, el juez Walter Bento solicitó medidas especiales que tienden a proteger a todas las partes que se verán involucradas, en una indagatoria que estará muy lejos de tener las características comunes de este tipo de procedimientos.

CONOCIDOS.A fines de agosto, Romano, quien esta imputado como partícipe secundario por omitir investigar 94 delitos de lesa humanidad, fue el primero de los camaristas en ser indagado por Bento. Sin embargo, esa declaración duró muy poco tiempo, ya que después del primer día, presentó un certificado médico aduciendo que no estaba en condiciones de seguir y pidió licencia por 60 días. Paralelamente, recusó a Bento. En ese momento, todo salió a pedido de Romano. Bento se vio obligado a suspender su indagatoria y solicitar exámenes de peritos de la Corte Suprema para Romano. No obstante, antes de que los resultados llegaran, los jueces Julio Petra, Leopoldo Rago Gallo y Miguel Ángel Gálvez aceptaron la recusación hecha por Romano y apartaron a Bento de la causa. Pocas horas después, Romano cortó su licencia por enfermedad y volvió a sus labores diarias en la Cámara Federal de Apelaciones.

      Pero, los últimos días no fueron los mejores para la estrategia de Romano. El camarista ya había sido fotografiado en un bar de calle Arístides Villanueva, cenando con Petra, el mismo que lo había beneficiado apartando a Bento, pero todo eso solamente sirvió para ganar tiempo, porque la Cámara de Casación separó a Petra de todas las causas que tienen que ver con delitos de lesa humanidad y nombró a un juez para remplazarlo a él, a otro que trabajaría en lugar del suspendido y también imputado Luis Miret, y un tercero que participaría en lugar del juez subrogante Enrique Sosa Arditi. Los elegidos fueron Roberto Naciff, Hugo Echegaray y Pedro González. Los tres el viernes decidieron anular lo fallado por Petra y compañía y restituyeron a Bento en su cargo. Este rápidamente debió retomar el proceso judicial que tiene como imputados a Romano, Luis Miret, Gabriel Guzzo, Rolando Carrizo y Guillermo Max Petra Recabarren por omitir investigar delitos de lesa humanidad entre 1975 y 1983.

PROTECCIÓN. Sin embargo, está prácticamente descartado que la indagatoria sea tranquila. La primera vez que Romano se presentó, en agosto, agredió verbalmente al fiscal general Omar Palermo en varias oportunidades y días después, según algunos empleados de los tribunales federales, habría dicho que si la causa en su contra avanzaba, le pegaría un tiro a Bento, otro a Palermo y, finalmente, se suicidaría. Debido a esto, en la resolución por la cual se lo cita a Romano a retomar su declaración, Bento indicó: “Teniendo en cuenta las noticias publicadas por diversos medios periodísticos referidos a posibles atentados contra la integridad física del suscripto y al fiscal general Omar Palermo, por parte del imputado mencionado (Romano), solicítese a Gendarmería Nacional adopte las medidas pertinentes a fin de resguardar la seguridad correspondiente de las personas intervinientes en la audiencia.”

     Pero esa no fue la única precaución tomada por Bento, ya que atento a que Romano puede aducir algún problema médico, el juez que lleva adelante la instrucción de la causa, también le solicitó al Cuerpo Médico Forense la presencia de un médico, que esté presente durante toda la declaración. Romano es uno de los dos camaristas que faltan declarar, el otro es Gabriel Guzzo que por problemas de salud aún no lo hizo y según fuentes de la Justicia Federal sería poco probable que se vaya a recuperar. En tanto, el camarista suspendido Luis Miret y los ex funcionarios judiciales Guillermo Max Petra Recabarren y Rolando Evaristo Carrizo ya cumplieron con su declaración.

Reconocen que hubo zonas liberadas

      No fue mucho lo que aportaron Jorge Bergerat y Daniel Estudel, dos ex policías que trabajaron en la Comisaría Tercera cuando ocurrió el secuestro de Lidia de Marinis el 3 de junio de 1976. Ambos fueron citados porque en el libro de novedades de la comisaría figuraba que Bergerat había tomado la denuncia y Estudel había llevado adelante la instrucción. Sin embargo, los dos testigos tuvieron en común que no recordaban mucho de lo ocurrido durante la última dictadura militar y que del caso De Marinis no se acordaban nada. No obstante, ambos explicaron que, a veces, el Ejército comunicaba que iba a realizar algún operativo.
           Esto para que la Policía no acudiera al lugar y enfrentara a militares que se encontraban vestidos de civil. La afirmación de ambos se debió a una pregunta de los jueces, en la que señalaron que la noche que De Marinis fue secuestrada, la encargada del edificio donde vivía llamó a la comisaría y desde allí le contestaron que no se preocupara, que se trataba de un operativo de rutina. No obstante, ambos dijeron no recordar esa noche. Bergerat explicó que esa práctica de avisar de los operativos era normal, pero que él nunca preguntaba qué ocurría en cada caso por temor a meterse en problemas. El ex inspector, que llegó a ser comisario, también afirmó que entre militares y policías no había una buena relación.
    “Nos trataban como si fuéramos soldados del menor rango, sin tener en cuenta nuestros estudios”, señaló el ex efectivo policial. En cuanto al hecho de no recordar lo sucedido con De Marinis, Bergerat reconoció que si bien se trataba de un caso excepcional, había que tener en cuenta que una comisaría “es como la guardia de un hospital donde entra mucha gente”.

Diario El Sol